Alberto Vilanova - Ensaísta e Historiador

Ya se fue y Galicia se queda huérfana de un hijo tan querido. Hombres así son los que necesitamos en este mundo plagado de egoísmos y ambiciones, donde la pureza de sus sentimientos y la coherencia de sus ideales marcaban un nuevo amanecer de esperanza a nuestra querida tierra.

Hace unos años tuve el honor de hablar contigo, lo primero que me dijiste fue que te tuteara. Me impactó tu voz que irradiaba paz y serenidad. Enseguida comprendí que era un voz hecha para mandar pero nacida para obedecer. La conversación transcurrió llena de recuerdos pero tus frases siempre acababan con un cariño hacia mi padre. Creo que era una admiración  mutua y sincera. Me acuerdo que me dijiste: “ no quiero morirme sin hacer algo por mi querido amigo”.

Pasó un tiempo y un día recibí de tu parte un libro inédito de mi padre y mi sorpresa fue cuando observé  que estaba publicado por Edicios do Castro, da Fundación Sargadelos , con introducción de Alfonso Mato. El libro era “Los días históricos de Galicia”, otra muestra más de tu generosidad , ya que una vez muerto el autor no podía agradecértelo. Siempre que se nombraba a mi padre por cualquier evento tu recuerdo a él nunca faltaba. Cuando él falleció una esquela de Sargadelos fue publicada en La región y un hijo tuyo te representó en el sepelio.   En dos ocasiones que mi padre vino de Argentina su visita a Sargadelos era obligada pero cuando vino para quedarse, y su salud no le permitía desplazarse, fuiste tú y tu esposa los que os acercasteis  a comer con él en su casa en Ourense.

En este día tan triste , otro amigo de los dos, Alonso Montero, me llevó junto a tus hijos  para darle el pésame y ellos también sabían del gran cariño que unía a nuestros padres, fue un momento muy emotivo.
No voy a hablar de todos tus valores intelectuales y artísticos porque gente, con mucha más valía que yo, ya lo hacen.
Se que tu vida tuvo las luces de éxitos y homenajes totalmente merecidos, pero también tuvo sus sombras de incomprensiones y traiciones como todos los grandes hombres.

Yo sólo hablo del ser humano que conocí con agradecimiento profundo, y a su esposa y a sus hijos quiero dedicarle este humilde recuerdo con la certeza de que sabrán llevar con amor y dignidad el apellido de su querido e ilustre padre.

Siempre estarás con nosotros.

Chonina Vilanova, publicado en La Región el 13-01-12