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"ERA UNA COSA VIVA EN MÍ; NO QUERÍA MORIR LEJOS"

-¿A quen lle importa cando nacín? Deixa iso.

Uno sabe que Alberto Vilanova no presume ya de joven, aunque de cuando en cuando le echa un quite. Presume de enfermedad; se queja; se atribuye amnesias que no tiene; dice que no tiene nada qué decir. En esto, Alberto Vilanova ha cambiado poco. Nació en el 1910 en esta ciudad de su Ourense, en la que cursó bachillerato y magisterio. Luego, en Madrid y Valladolid, alternativamente, las carreras de Derecho y Filosofía y Letras.

¿Cómo iba a dar clases en la Universidad de Buenos Aires sin estos títulos?
Vilanova me recrimina un poco, porque en un biografía de urgencia habíamos olvidado sus dos títulos universitarios, necesarios para su oposición de ingreso  a la Universidad Nacional Argentina.


 


LA OBRA DE VILANOVA


Tras su marcha en 1954, fue profesor de la Universidad de La Plata a propuesta del Instituto Argentino de Cultura Gallega, después, encargado de la cátedra de Lengua y Literatura Galaico-Portuguesa, como réplica a la Universidad de Santiago de Compostela, en la que estaba prohibido el ejercicio de esta cátedra. Luego, profesor de Historia Medieval y Moderna en la Universidad del Nordeste, de la que pasó, en 1960, a la Universidad Nacional del Sur –Bahía Blanca-, en la que desempeño además la cátedra de Historia de España.
Alberto Vilanova, jubilado recientemente, hace unos días regresó a su ciudad natal. Aquí asentará su vida ahora.
Estaba dando un curso sobre Historia Española Contemporánea, con doce conferencias sobre un tema general: "De las Corte de Cádiz a la Generación del 98", que tuve que suspender.
En la Argentina, además de haber publicado numerosos artículos y ensayos el Centro Gallego le publicó "Vida y Obra de Manuel Curros Enríquez" y "Los Gallegos en la Argentina", en dos tomos, que prologó Claudio Sánchez Albornoz premiado en un concurso condicionado a su publicación. Aquí había trabajado en el "Diccionario Biográfico Gallego", manejando tres mil fichas, y que todavía se está publicando. Antaño era aquí profesor en la enseñanza privada y en Buenos Aires se encargó de la cátedra del Centro Lucense, anteriormente desempeñada por Blanco Amor.
Hablamos, con la pausa que le caracteriza, en su nueva casa de la calle de Peña Trevinca.
 

LO QUE PUDO HACER ALLÁ

¿Qué supuso para Alberto Vilanova esta larga estancia en la Argentina?
Allá hice mucho, lo que no hubiera podido hacer aquí. Allá pude alcanzar una libertad que no pude lograr en España. Encontré unos medios de vida que no me obligaron a hipotecar mi conciencia y no me doblegaron. Aquí, en aquellos años que tu recuerdas, cualquier cosa se tenía que hacer con un aval de afecto al Movimiento.

Pero, en el orden intelectual, ¿qué es lo más importante que has realizado?
Lo más importante es que tuve la oportunidad de poder investigar en los archivos de la República Argentina, en sus bibliotecas y hemerotecas. Investigué sobre cuanto los gallegos contribuyeron al engrandecimiento de la Argentina.

¿El origen de tu obra sobre los gallegos?
Sí. Publiqué dos gruesos volúmenes de "Los gallegos en la Argentina", que fue, dicho sea sin vanidad, acogido favorablemente por la crítica del país, mientras en Galicia apenas si se le dedicaron unas líneas.
De todos modos, se habló bastante aquí del libro.
Sí se habló y se me plagió a diestro y siniestro por cantidad de escritores sin escrúpulos que usufructúan un nombre en el mundo intelectual de Galicia y que no les corresponde.

LOS GALLEGOS EN LA ARGENTINA

Pero, sobre "Los gallegos en la Argentina" y en un juicio de urgencia, ¿qué hicieron los gallegos allá?
En ese libro demuestro y Sánchez Albornoz, el prologuista, lo destaca, que sin la contribución galaica es muy difícil que la Argentina hubiera llevado a cabo muchas obras y realizado el destino histórico por el que hoy es un país independientemente modelo para el resto de las repúblicas hispanoamericanas. Tiene sus fallas y defectos, como cualquier país del mundo,pero es el país más desarrollado culturalmente en Iberoamérica.

Ese desarrollo ¿se debe, efectivamente, a la aportación gallega?
En gran parte, sí. Se da el caso de que, unas veces por influencia directa y  otras por la ascendencia, las figuras próceres, como demuestro en mi libro, dejan correr sangre gallega en sus venas: Ribadavia, Sarmiento, Avellaneda y tantos otros.
En la Universidad de Buenos Aires Alberto Vilanova dio un curso de Medicina medieval para los alumnos de Doctorado en Medicina, por lo que fue nombrado numerario de la Academia Nacional de Historia de la Medicina de la Universidad.  Y hablamos de la Universidad argentina y de su importancia.
 

LA IMPORTANCIA DE LA UNIVERSIDAD

¿Tiene un alto nivel?
Un alto nivel, sí, que se demuestra, entre otras cosas, por el hecho de que por sus aulas han desfilado los maestros más eminentes, no sólo de la Argentina, sino de Europa. Premios Nobel de la Paz como Saavedra Lamas; de la Medicina, como Hussai; de la Química, como Leloir; profesores eminentes como Alfredo Palacios, Ricardo Rojas, Alperini, y tantos otros.

Alberto, tras la guerra civil, un cúmulo de personalidades españolas se exilian en la Argentina, ¿qué influencia ejercen sobre la propia España y en especial, sobre Galicia?
No sabría mensurar esa influencia, pero hay que tener en cuenta que en ese exilio figuraban las personalidades más sobresalientes en el arte, en las ciencias, en las letras. La Argentina no fue ausente a este hecho y menos al exilio gallego. La influencia es tal que Galicia, en la Argentina, -lo he comentado muchas veces- ha publicado trabajos en el idioma gallego, cuando este idioma estaba prohibido en la misma Galicia. Sobresalieron entonces los mejores poetas que Galicia dio a la Argentina, como José Conde, Avelino Díaz, Eduardo González Ananín, Bernardo Souto, Calviño de Castro, Blanco Amor, Gervasio Paz Lestón, Zapata García, Prieto Marcos, Alfonso Gayoso Frías, Emilio Pita, Luis Seoane… Lorenzo Varela…
Con nosotros está José Conde, el poeta orensano que en la Argentina residió muchos años. Apunta que esta influencia gallega allá se hizo en forma casi inconsciente. Se han hecho cosas en América sobre Galicia debido al gran dolor de España, al gran sufrimiento de España.
Y por el contrario, apunta Alberto, han sido muchos los españoles que honraron la Universidad Argentina como Sánchez Albornoz, Américo Castro, Pío del Río Ortega, Amado Alonso, los hermanos Jiménez de Asúa y tantos otros…
-¿Qué emoción se siente cuando un hombre, tras tantos años, retorna definitivamente a su tierra?
 
LA SATISFACCIÓN DEL RETORNO

Se siente la profunda satisfacción, como buen gallego, de encontrarse de nuevo en la tierra donde uno ha nacido y que puede ser la depositaria de sus cenizas. Era una cosa en mí viva; no quería morir lejos, como el personaje de Castelao, fuera de mi tierra. Pero en un sentido profundamente afectivo no puedo negar un poco de desgarro espiritual, de abandonar  una tierra que me dio libertad, me dio paz, me dio tranquilidad, me dio el pan que no encontré desgraciadamente en la mía. En esas tierras se crean lazos afectivos con personas, con cosas, costumbres, sentimientos comunes. Hay también un pequeño desarraigo y eso pesa en uno, que quieras o no.
Recordamos aquellos años en Ourense de Posío, Arte y Letras, con Ferro, Ríus, Vázquez Martínez, Seoane Rico, Cid Rumbao. Vilanova  se duele ahora de que, tras esos casi treinta años de ausencia, le han desconectado de su país. “No es extraño que haya gente que no me conozca”.

Una impresión, a distancia de tu vida?
Ahora puedo comprobar que fui el único escritor gallego que me negué a colaborar con la prensa durante el dominio del franquismo por carecer de libertad de prensa. Y quiero que destaques una cosa. Más que cuidar mi nivel intelectual, he cuidado mis condiciones morales, mi conducta. Pocos son los que en Galicia pueden pronunciarse en ese sentido. Yo era el silencioso que únicamente escribía para la prensa americana o hablaba en tribunas americanas.
Alberto Vilanova que ahora era el presidente de la comisión de cultura del Consello de Galicia, que presidiera antaño Castelao en Buenos Aires, viene dispuesto a dos cosas: curar su diabetes y ponerse a trabajar.

CONTINUAR TRABAJANDO

¿Cuáles son tus proyectos?
Reanudar mi colaboración en la Gran Enciclopedia Gallega, en la que vengo colaborando desde hace algún tiempo; publicar la segunda parte de mi trabajo o estudio que he hecho sobre “El Padre Feijoo frente a Maquiavelo”, cuya primera parte ha salido en el Boletín de la Real Academia Galega; publicar la obra que he hecho sobre Lamas Carvajal y mi tesis doctoral presentada en la Universidad de Buenos Aires sobre Pascual Ruiz Huidobro, personaje clave en la historia argentina y que está vinculado a la Historia de Galicia. Y posiblemente recoger y ampliar un libro  premiado hace años por el Centro Gallego sobre los días históricos de Galicia, aquellas efemérides que aquí comenzaron a publicarse en el “Heraldo de Galicia”.
Alberto Vilanova siente no poder concederme una importante entrevista, vacila, recuerda, piensa. No quiere meterse en política.
Quédoche debendo unha boa entrevista, pero eu voltaría ao cárcere e ti comigo, si se publicase todo o que eu quero  e a vós cerraríanvos o zonal. Entón, temos que facer de tripas corazón, e tamos que falar así.
Así nos habló Alberto Vilanova, recién llegado de la Universidad de Bahía Blanca a su tierra natal de Ourense para… continuar dando guerra.


Alberto Vilanova había sido premiado en 1950 por la Federeción de Sociedades Orensanas con el primer premio de un concurso sobre la obra patriótica y social de Lamas Carvajal, artículo que había publicado "La Región, a raíz del que había sido nombrado miembro de la Real Academia Gallega.
Aí tes un tíduo que xamais utilicei e que cáseque ninguén coñece.

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