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 LA OBRA DE LOS GALLEGOS EN AMÉRICA expuesta por Vilanova Rodríguez en Casa de Galicia (1960)

Prosiguiendo la celebración de los actos del MES DE GALICIA, en la noche del miércoles, habló en los grandes salones de la institución gallega de nuestra principal avenida, el ilustre profesor de la Universidad de Bahía Blanca, Alberto Vilanova Rodríguez, insigne figura de las letras de Galicia, cuya obra magnífica viene culminando en grandes éxitos  a través de sus valiosos trabajos.
Ante un público selecto, hizo la presentación del orador el presidente de Casa Galicia, quien en emotivas y hermosas palabras trazó la insigne figura del gran orensano. Una salva de aplausos premiaron las palabras del Sr. Pérez Bermúdez.

Al ocupar la tribuna, Vilanova Rodríguez fue recibido con una prolongada ovación como testimonio de gratitud a su obra galleguista.

Comienza agradeciendo a las autoridades de Casa de Galicia por haberlo traído en esta oportunidad hasta el Uruguay, tierra a la que él estima grandemente por sus virtudes cívicas. Luego comienza hablando de la pérdida de la galleguidad por falta de comprensión de muchos gallegos emigrantes. Es necesario –expresa-, crear la razón de ser gallego, hablar de continuo del origen gallego. La obra de los gallegos es desconocida por falta de conocer las cosas en forma, y de prestarle a la misma el verdadero sentimiento de galleguidad que ella necesita. En América hay una obra realizada de gran trascendencia, que ha dejado huellas imborrables, y falta la obra que la jerarquice. Luego habla de la obra de los virreyes gallegos en estas tierras, destacando la de los conde de Monterrey, hijo de Orense, conde de Lemos, y Gil Taboada de Lemos, naturales de Lugo, los condes de Sarria y La Parra, Lugo, etc., magníficos historiadores gallegos que honran la historia del continente americano. Los obispos gallegos, magníficos colonizadores, y luego de los ilustres próceres de mayo, en donde hay el verdadero sello de galleguidad inextinguible. La vocación de los gallegos hasta el exterior dejando en sufrimiento a Galicia, que es necesario resaltar a través de sus ejemplos inigualables. La época genial de los grandes Trovadores cuyos cantos llenaron páginas inmortales en el idioma patrio. Luego manifiesta que es necesario que América rinda justo tributo de admiración a todos esos gallegos cuyas obras va enumerando, y en este instante tiene un recuerdo para nuestro querido fundador, Don Manuel Magariños, como creador de un órgano de prensa que es único en América después de 54 años de vida –palabras que nosotros agradecemos desde estas líneas-, al insigne intelectual orensano.

Luego figuras ilustres como Antonio Quiroga Hermida, Rafael del Riego, Juan Pardo de Cela, Antonio Díaz, Juan José Dopazo etc., etc., están en los labios de Vilanova Rodríguez, ensalzando la gran obra realizada por todos ellos. Basta de individualismos –expresa el orador-, para que la obra pueda en unión ser una grandeza imponderable. No se es gallego por el solo hecho de nacer en Galicia, pues el nacimiento es un hecho accidental, sino se es gallego por la sangre, y son gallegos hasta los propios hijos  de los gallegos nacidos fuera de Galicia que hacen honor a las tradiciones de la tierra de sus mayores. Gallegos fueron aquellas figuras insignes del Cabildo Abierto de 1810 en Buenos Aires. Gallegos fueron los próceres en el ejército y la marina de todos los países de América Latina, y hasta gallego fue Bolívar por descendencia de sus abuelos que habían nacido en Orense. Todos ellos se sintieron dignos de esa estirpe como deben sentirse todos los que de ella desciendan.

Luego la obra de los gallegos con miras a la tierra: colegios, caminos, ermitas, fuentes y un sin número de obras públicas se deben a la emigración gallega, desde Amboaje hasta García Bardón. Luego habla de la tierra de José Fontela Leal, creador de la Academia Gallega, y fue también insinuador de que Pondal y Veiga compusiesen entre ambos el Himno Gallego.

En América dejaron su último suspiro grandes figuras gallegas, Curros Enríquez, Basilio Álvarez, Castro Chané, y el inmortal hijo de Rianxo, Castelao. Aquí también  escribieron sus primeras letras literarias muchos gallegos, entre ellos ese otro inmortal cambadés que se llamó Ramón Cabanillas, Blanco Amor, Suárez Picallo, etc., etc.

Y culminando sus brillantes palabras de esta noche, Vilanova Rodríguez hace una fervorosa exhortación de galleguidad para que los gallegos, cada uno con sus medios posibles, vaya trabajando y enalteciendo el sagrado nombre de la patria, para que mañana nuevas generaciones puedan igual que hoy, testimoniar el sentimiento de esos gallegos que fueron y supieron ser dignos hijos de Galicia.
Sus palabras, que habían sido interrumpidas en varias oportunidades para premiarlas con grandes aplausos, terminaron en una cerrada ovación que hicieron brillar los ojos del gran orensano. Una culminación hermosa de ese gran acto, que hemos de recordar por mucho tiempo.
Pie de foto: Prosiguiendo los actos conmemorativos de la Semana Gallega, se cumplió anoche en la sede de Casa Galicia la conferencia a cargo del profesor de la Universidad de Bahía Blanca, Alberto Vilanova, quien desarrolló el tema “La obra de los gallegos en América”.

El Diario Español, 29 de julio de 1960
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