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 LOS GALLEGOS EN LA ARGENTINA, por LUIS SEOANE (1967)

A las historias de Galicia viene faltándoles el capítulo dedicado a la emigración, a sus hechos y personalidades, a la influencia que ejercieron en los países en que fueron acogidas grandes corrientes de emigrantes gallegos. En general la emigración constituye algo así como una quinta provincia de Galicia que descuidan los historiadores, a pesar de que en ella, en el extenso territorio ajeno que la forma, nacieron en épocas distintas iniciativas vitales para su impulso cultural y para su mismo desarrollo social y económico. Una parte de esta historia gallega que se desenvuelve en la Argentina, el país americano que más emigrantes gallegos absorbió desde fines del siglo XVIII y en el cual también influyeron, imprimiéndole parcialmente carácter en el temperamento argentino, mezclando de palabras gallegas el habla corriente de sus habitantes y haciendo populares costumbres traídas de Galicia. Alberto Vilanova, profesor de la Universidad del Sur,


en Bahía Blanca, ilustre biógrafo de Curros Enríquez y autor  de diversas monografías sobre asuntos históricos, emprendió hace años la difícil tarea de  historiar el paso de los gallegos por la República Argentina. Producto de este esfuerzo son los dos tomos que constituyen su obra “Los gallegos en la Argentina”, que abarcan unas 1.500 páginas de libro de gran formato, compuesto en apretado cuerpo 10 Bodoni, que publicó el Centro Gallego de Galicia. La obra, apenas distribuida desde su publicación, hace más de un año, viene prologada por don Claudio Sánchez Albornoz, uno de los más importantes historiadores de España, que destaca, en homenaje a Galicia y a Vilanova, cuanto deben España y América a la colonización emigratoria gallega.

Vilanova da comienzo a su historia con un capítulo bio-bibliográfico dedicado a don Manuel Castro López, el primero que, a comienzos de siglo, inicia esta labor, rastreando archivos argentinos y dejándose llevar tanto por su intuición como por datos encontrados. Continúa, luego de este homenaje, con la reseña de los gallegos llegados en el siglo XVI, con los primeros descubridores y fundadores, para llegar hasta nuestros días, en cuyos últimos capítulos relata la actividad gallega en los más diversos aspectos de la sociedad argentina y en relación a Galicia. En la obra se destacan episodios colectivos de indudable trascendencia, las expediciones de colonos salidas de la Coruña en el último tercio del siglo XVIII, la defensa de Buenos Aires a comienzos del XIX de las invasiones inglesas, en la que influyó decisivamente el Tercio de Gallegos, y la participación de éstos en la independencia argentina y sudamericana, estudiando figuras notables que respondían a ideales en boga en la península y que alcanzaron efectividad en América. Junto con estos hechos, las numerosas exploraciones realizadas por marinos gallegos en la Patagonia, casi sus únicos exploradores, fundando fuertes y ciudades, levantando planos y proyectando iniciativas, y la vida en la Argentina desde el siglo XVII de centenares de gallegos ilustres. Si la Ilustración tuvo su mayor contingente en la península con los asturianos, aquí, en la Argentina, y, en general en las colonias americanas, sus representantes proceden de Galicia, ingenieros y técnicos en su mayoría. Entre los ingenieros sobresale la figura extraordinaria de Pedro Antonio Cerviño, apenas conocido en su país natal. Pero no vamos a detenernos en personalidad alguna. Vilanova estudia en su espléndida obra, desde médicos y científicos del siglo XVII que realizaron su labor en la Argentina, hasta generales que alcanzaron su alto grado en lucha por la independencia americana y procedentes, algunos de ellos, de la marina o del ejército español. También estudia a algunos tácticos y financieros, que más tarde, en el siglo XIX, deciden con su acción las luchas internas que se producen en la Argentina para consolidarse en Estado.

“Los gallegos en la Argentina” es una obra muy importante que exigió de Alberto Vilanova un enorme trabajo en archivos, en bibliotecas oficiales y particulares, de correspondencia, para historiar la vida de tantas personalidades gallegas como hubo  en la Argentina, de tantos hechos, y que, como producto de este estudio, cambian determinadas apreciaciones de su historia oficial. Pero, a nuestro juicio, aún es más importante el haberse iniciado con su publicación la historia de esa parte considerable del pueblo gallego que, emigrado de su territorio, era sólo recordada a la hora de los discursos oficiales en los inútiles congresos de emigración o en muchas otras clases de congresos y banquetes. Se trata de la historia de una Galicia abandonada, fuerte y emprendedora, que debe continuarse estudiando a través de su presencia en otros países americanos. Esta obra constituye, pues,  uno de los mayores esfuerzos realizados por un historiador y erudito gallego sin precedentes en cuanto al tema, en Galicia, o, en todo caso, presente en muy limitadas monografías, y una de las mayores aportaciones a la historiografía gallega en los que va de siglo. Ojalá sirva para que otros investigadores que residen en su tierra revisen en archivos y bibliotecas tratando de encontrar aquellos datos, que estamos seguros que existen, que prueban la estrecha relación que hubo en el siglo XVIII, en su último tercio y en los comienzos del XIX, de Galicia con el Río de la Plata, influyendo en la ideología de quienes proyectaban la independencia de estos países americanos. Desde Galicia, donde sabemos que el cónsul inglés Jardine hacía circular desde La Coruña libros prohibidos, y desde Londres donde actuaban bastantes gallegos liberales desterrados, algunos de los cuales fueron autores más tarde de las famosas “Cartillas”, que utilizaron en las escuelas generaciones de americanos, y a las que hizo el debido homenaje en su oportunidad Domingo Faustino Sarmiento, el escritor y político tan admirado de Unamuno.


SEOANE, L.: “Los gallegos en la Argentina”, Bos Aires, 17 de novembro de 1967

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