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 EVARISTO MARTELO Y PAUMÁN DEL NERO (1956)

Cuando Martelo Paumán publicó su famosa sátira literaria "Os afillados do demo" (Coruña, 1885), en que flagelaba despiadadamente a los literatos gallegos por su pésimo gusto y peor empleo del léxico vernáculo, fueron muchas las antipatías y rencores que se atrajo por la valiente sinceridad con que puso al rojo vivo los defectos de aquéllos. Decir la verdad es en muchos casos correr el riesgo de asumir sobre sí las iras de quienes se ven ridicularizados o denostados por su irresponsabilidad literaria. Un escritor dijo que Martelo había así conseguido que en torno suyo cayera la venganza del silencio con que lo sitiaron por siempre quienes se sintieron aludidos en aquella notable sátira. Y el silencio tuvo tal proyección, que al cumplirse el centenario de su nacimiento, pasó éste envuelto en el mismo olvido con que había sido antes recibida su obra. Y sin embargo nuestro biografiado era suficientemente digno de una afectuosa y merecida recordación.


Nació Martelo Paumán en Coruña el 25 de abril de 1853. Era hijo de Ramón Martelo Núñez de Leis y Dolores Paumán de Nero Zuazo de Andrade, pertenecientes a linajudas familias gallegas. Contaba entre sus antepasados al ilustre marino y trovador Payo Gómez Charino "Que ganó a Sevilla siendo de moros", y a Payo Gómez de Sotomayor, embajador de Enrique II el Doliente ante el gran Tamerlán.

Destinado a la carrera de las armas, ingresó en Ferrol en la Armada, llegando a ingresar como guardia-marina, mas atraído por las letras, dejó su brillante carrera, para pasar a la Universidad compostelana en donde cursó la licenciatura de Derecho. Enamorado de las letras, cultivó con muy especial cariño el idioma patrio, del que dejó bellas muestras en "Líricas gallegas", en las que figuran entre otros, el poema "A noite de San Silvestre" y el estupendo monólogo "Rentar de Castromil" (Coruña, 1894), y "Landras e bayas" (Coruña, 1919), que publicó Carré Aldao en su rica colección de "¡Terra a Nosa!". Tenía en preparación la segunda parte de "Os afillados do demo", que había de titularse "As toupas do Pindo", que no llegó a publicar, así como un poema basado en la vida del ilustre y desgraciado diplomático gallego el Conde de Ouren, del cual sólo es conocida la introducción por haber sido publicada por Galo Salinas en su Revista Gallega (Coruña, febrero de 1890).

Es autor también de "El siglo XX"; un interesante estudio jurídico sobre "El laudemio: su legislación y su jurisprudencia hasta el año 1898" (Coruña, 1899) y "Manual de los Consejos de Agricultura, Industria y Comercio" (Coruña, 1900), de cuyo Consejo provincial coruñés era presidente. Fue nombrado académico de número de la Academia Gallega, en la vacante producida por la muerte de Pondal leyendo en su ingreso un magnífico discurso sobre la vida y obra del poeta bergantiñán.

Estaba en posesión del título de Marqués de Almeiras, alternando su existencia entre su castillo de Vimianzo y su pazo señorial de Rianxo, siendo muy querido de todos por su llaneza, corrección y cordialidad. Simpatizaba con las ideas llamadas legitimistas, al igual que otros gallegos que como Alfredo Brañas, Salvador Golpe, Vázquez Estévez, profesaban un tradicionalismo católico transido de noble galleguidad. En este sentido fue concejal del ayuntamiento coruñés.

Uno de sus más grandes méritos fue el haber influido en Castelao para su ingreso en la causa de Galicia, detalle que siento gran satisfacción en revelar, pues casi nunca se ha hecho referencia a este intersante espisodio de la vida de nuestro inmortal artista. Castelao mismo lo refirió en el homenaje que se le tributó en Lugo el 19 de junio de 1932, al que tuvimos la honra de asistir. Al agradecer recordó cómo fue invitado a pasar una tarde en la casa rianxeira de Martelo, y "le dejó mojar una tostada de pan de trigo en su chocolate", y como le oyó decir aún siendo niño la siguiente frase que jamás se le olvidó: "Fala o galego como eu, pois xa o falaba un antecesor meu, Payo Gómez Charino, cando Galiza era unha nazón". "E dende entón –siguió diciendo Castelao- eu falo en galego. Faleino en América, cando pasei coa miña nai algún tempo, cando en Compostela seguín a carreira de meiciña. Faloo oxe, falareino sempre".

Murió Evaristo Martelo en la Coruña el 31 de marzo de 1928, y a su muerte escribía Fernando Martínez Morás este párrafo que retrata perfectamente a nuestro compatriota: "Uno de los poetas que ha manejado con mayor soltura y elegancia el léxico regional; uno de los gallegos de más fervoroso amor por la tierra nativa; un alcurniado prócer que confirmaba lo noble de la rancia estirpe con la intachabel caballerosidad de su conducta; un buen amigo, esposo ejemplar, padre modelo".

Envío: A mi querido y viejo amigo Emilio González López, con quien tuve ocasión muy grata de evocar muchos recuerdos relativos a Martelo Paumán.


VILANOVA, A.: Evaristo Martelo y Paumán del Nero, "Galicia Emigrante", ano 3, nº 24, outubro 1956.


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