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 JOSÉ VÁZQUEZ ESTÉVEZ (1956)

Muy difícil es encasillar como monovalente en una sola inquietud a la diversidad rica pero pobremente estudiada de nuestros arquetipos intelectuales. Quienes tienen en nuestra tierra un ardor cultural –sea él de airosas o modestas manifestaciones-, no ha tenido casi nunca un solo objetivo o una sola disciplina en que consumieron o volcaron lo mejor de su ingenio. (Llamamos aquí ingenio a esa disposición ágil para aprisionar el sentido o la profundidad de las cosas estimables). El intelectual gallego casi nunca es unilateral, ganado por "la barbarización del especialista", bebedor de un solo néctar. Un detenido examen de la obra de cada uno de los valores nos llevaría a esta conclusión: ninguno fue reo de una sola y exclusiva actividad intelectual. Aparte de que ello encierre en sí una clara elegancia espiritual y una limpia curiosidad, hay en este discurrir por campos divergentes una especie de compensación sensorial y una manera de airear


nuestro cuerpo mental, que prueba abundantemente cómo el intelecto gallego se hizo más que para enclaustarlo perennemente en un afán único o en una solitaria elucubración.

Tal es el caso de nuestro doctor Vázquez Estévez, que por poco conocido y ligeramente estudiado, no exime que hoy lo reordemos en estas humildes y poco detenidas semblanzas. Nació en Arbo (Pontevedra), el 19 de marzo de 1866, hace ahora justamente 90 años. Hijo de padres labradores. Fue encaminado en sus primeros pasos docentes por su tío y padrino, el presbítero D. José Estévez Freijanes. En tal sentido fue, como tantos otros, hijos de nuestro rus, enviado al Seminario a cursar la carrera eclesiástica. En el seminario diocesano de Tuy cursó, desde el año 1881 al 1887 estudios de Filosofía y Teología con brilante aprovechamiento. El rigor sintético a que nos obliga el espacio de que disponemos en esta revista, nos priva de dar pormenorizado el certificado de estudios en este Centro, pero en todos ellos alcanzó la suprema calificación de Meritíssimus. Circunstancias especiales torcieron su vocación sacerdotal, si bien es cierto que lo hizo sin que la menor duda entibiase su arraigadísima fe religiosa de la que fue siempre singular campeón, y decidido por una carrera universitaria, -concretamente por la de Derecho-, cursó en el Instituto de Santiago el bachillerato, que terminó en mayo de 1890, con brillantes notas. En la Universidad compostelana hizo los estudios de Derecho que terminó en mayo de 1895, obteniendo el grado de licenciado, con nota de Sobresaliente al desarrollar el punto 6º: "Distinción e independencia de ambas potestades. Diversas situaciones en que pueden encontrarse y necesidad de una mutua concordia". Pero nada mejor para señalar su paso por la  Minerva gallega que estas líneas que otro distinguido hijo de Galicia, Javier Vales Faílde, le dedicó en cierta ocasión: "Hace muchos años que conozco a Vázquez Estévez y en verdad digo que de día en día le admiro más. Juntos nos hemos sentado varios años en los mismos amarillentos y lustrosos bancos de las aulas compostelanas, juntos hemos escuchado las explicaciones de aquellos eximios maestros en las disciplinas jurídicas, desde el claro y preciso Elizalde, cuya obra "Filosofía" perdurará hasta  el erudito y modesto Eleicegui que salpicaba sus sabias lecciones canónicas con tal cúmulo de anécdotas que las hacía amenas en alto grado, aun para los más profanos; desde el elocuente Brañas, que tanto se desveló por Galicia, y ésta le demostró su cariño hasta el extremo de erigirle por suscripción, suntuosos mausoleos, hasta el irónico e incisivo don Jacobo Gil, cuya acertada y contundente crítica no resistían los autores más afamados; juntos fundamos un Ateneo que existe aún y juntos recibimos la jurídica investidura".

Vázquez Estévez que sentía una gran pasión por el profesorado, se trasladó a Madrid para hacer los estudios del doctorado, que también coronó con éxito al presentar su interesante tesis sobre "El concepto del Estado", que editada después fue favorablemente comentada por los tratadistas de Derecho Público. En 1907 publicó en dos tomos sus poesías en lengua castellana con el título general de "Expansiones del alma".

Son la multitud de sus composiciones de tono místico y patriótico, que la índole de estas semblanzas (simplemente vulgarizadoras) nos impide comentar. Fueron entonces elogiadas por casi todos los críticos, destacándose sobre todo las opiniones de F. José R. Orjales, Eduardo Hinojosa y Barcia Caballero, y en nuestros días lo fue muy entusiásticamente en la emisión radiofónica de "Posío", de Orense, en la que nosotros trazamos su biografía y José Rius, gran poeta y escritor, hizo su estudio literario. Puede o no gustar su temática, pero se perciben sin esfuerzo muchas de las altas calidades que destacan en su poesía. Publicó en diversidad de periódicos gallegos, especialmente en el semanario "La Voz del Condado", de Salvatierra, que él inspiraba, magníficos versos en lengua gallega, algunos como el que publicamos al final que alcanzaron merecido y claromoso éxito al ser leídas por nosotros en una de las conferencias del Centro Pontevedrés de esta capital.

En los Juegos Florales de Reus (Tarragona) celebrados en 1908, fue premiado con la flor natural por su composición "Mi hogar".
En 1912 hizo oposición a la cátedra de Derecho Natural de la Universidad de Valladolid, que le fue arrebatada por un solo voto por Eduardo Callejo, que había de ser años después pintoresco ministro de Instrucción Pública en la dictadura primorriverista. Fue tal el disgusto que le produjo tal contratiempo, que ya nada pudo hacerle volver al palenque de las oposiciones, a pesar de que muchos de sus amigos y compañeros trataron de disuadirle de tan irreductible decisión.

Retirado a su pueblo natal, se dedicó a sus versos y a la organización de los sindicatos agrícolas, en cuya organización era verdadero maestro, como lo demostró en su folletón sobre esta materia publicado en la prensa gallega y al ser premiado en el certamen literario-social de Pontevedra en 1907. Fue tal su actividad desplegada en este sentido, escribiendo multitud de artículos, dando conferencias y pronunciando discursos, que en cartas que nosotros hemos leído, y que le dirigió el sabio y gran gallego, arzobispo Lago González, el colma de felicitaciones y le prodiga alientos para perseverar en su campaña. Gran amistad unía a los dos gallegos, desde los tiempos mozos en que colaboraban y libraban parecidas luchas en las columnas de "La Integridad", de Tuy, y en las que el resurgir de Galicia constituía el principal objeto de ambos.

Dejó también inédito un "Tratado de Filosofía" y un magnífico "Bosquejo histórico sobre la invasión francesa en Galicia". Por muchos periódicos gallegos y españoles existe una variada colaboración del insigne hijo de Arbo.

Cuando el padre jesuita Merino trabajaba en la "Flora de Galicia", uno de los más eficaces ayudantes fue Vázquez Estévez, hasta el punto que muchas de las plantas allí estudiadas le fueron facilitadas por éste, mereciendo que a una flor descubierta en las cercanías de Arbo, el P. Merino la bautizase con el nombre de "Artemisa Vazqueziana", en homenaje a su descubridor.

Poco se tiene hecho por recordar su memoria. Sólo el ayuntamiento de Arbo dio su nombre a una calle. Nosotros proponemos desde aquí al Centro Pontevedrés descubral al menos su retrato en el salón de actos.

Y para finalizar, insertamos la poesía que Vázquez Estévez, en lengua materna, dedicó a nuestra Tierra. Se titula "Galicia é nosa nai", y es como sigue, que entresacamos de nuestro libro inédito "Laúdes Gallaecial":

Ei rapaces aguerridos
Por Galicia traballemos
Y-a bandeira levantemos
Ca bendita libertá!
Somo fillos de valentes...
Defendamos a xusticia,
Defendamos a Galicia,
Pois é ela nosa nai.
¡Ai que xuncras de rapaces,
con que cousas hoxe veñen,
e que aire eles teñen
no seu modo de decir!...
Mais valentes que os galegos
No nos vexo xa na terra,
Pois son fortes coma serra
I atrevidos como Cid.
Vinde todos os amantes
D'esta feiticeira,
Defendamos a bandeira
De Galicia con tesón...
Vinde todos e cantemos,
Pol-o val e pol-a serra,
As cancións da nosa terra,
As cancións de redención...
Acabemos cos verdugos
Qu'erguen tronos os malvados
I a virtú poñen candados
Pra matar a santidá...
E con alma travallemos,
Que Galicia xa desperta
I a victoria será certa
Porque Dios axudará...


ENVÍO: A mi querido amigo doctor Alfonso Vázquez Martínez, culto catedrático del Instituto de Orense, a cuya bondad debo el placer de poder trazar hoy la semblanza de su padre. Con la promesa de dedicarle algún día un estudio más cabal y detenido.


VILANOVA, A.: José Vázquez Estévez, "Galicia Emigrante", ano 3, nº 19, marzo-abril 1956, p. 3, 32.


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