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 AURELIANO JOSÉ PEREIRA

Cierto día a Dios le pluga,
Estando de humor y calma,
Mandar a la tierra un alma
Dándole por patria Lugo.

"Galicia -luego exclamó-
buenos hijotes necesitas
para consolar tus cuitas,
y ese... ¡te lo mando yo!"

"Que si muchos te motejan
de tu nombre renegando,
yo te doy de cuando en cuando
algunos que te protejan".

 


Esto dijo el Ser Divino,
Y otra ver tornando al cielo
Dejó a Pereira en el suelo
Para cumplir su destino.

 

Y lo cumplió sin temor, 
Que, entre aplausos y reveses,
Defendió los intereses
De Galicia, con ardor.

 

 

Así, con estas ingeniosas cuartetas inicia la semblanza de Pereira el chispeante y jugoso poeta Labarta Pose. Y en verdad que el malogrado vate supo aprisionar con exactitud la mejor faceta de nuestro biografiado. Porque Pereira es de aquellos gallegos que supo poner al servicio de Galicia lo mejor de su corazón y de su entendimiento. Veamos, pues, algunos de los rasgos más salientes de Pereira, unos meses después de cumplirse el centenario de su natalicio, que dolorosamente para los buenos gallegos ha pasado sin pena ni gloria.

Nació en Lugo el 22 de enero de 1856. La humildad de su cuna no le permitió ampliar sus estudios como eran sus deseos, al abandonar la enseñanza primaria. Mas hombre de rica voluntad y con rígido afán de saber, se dedicó por su cuenta al margen de dómines y aristarcos a enriquecer su intelecto con profusas y sosegadas lecturas. Autodidacta ejemplar, a los pocos años su espíritu alcanzaba el contacto con las más diversas manifestaciones culturales. Deseoso de llevar a la prensa sus más caras inquietudes, fue el periodista por excelencia. Unas veces su firma aparecía en las publicaciones madrileñas: "La Época", "El Popular", "El Mundo Político", "Revista Europea", "Ilustración Española y Americana", "Ilustración Gallega y Asturiana", "El Nacional", etc. En "El Porvenir" de Barcelona, publicó una crítica al discurso de Alarcón en la Academia. "Cuando escribió este artículo -escribe su gran amigo Curros- no tenía más que 21 años; sin embargo tuvo gran resonancia valiendo a su autor muchos elogios de literatos y artistas por defender la teoría del arte por el arte". Dirigió en su pueblo natal "El Diario de Lugo" y fundó (1884) "El Regional", que llegó a redactar él solo. Colaboró también en "Galicia" de A Coruña, en la "Revista de Galicia" fundada por E. Pardo Bazán. En "Heraldo Gallego" de Ourense y "Revista Galaica" de Ferrol. En todas ellas riñó bravas campañas a favor del regionalismo gallego del que era uno de sus campeones más entusiastas y defendió el proyecto de ferrocarril a La Tieira y del Noroeste. Cultivó la poesía, el teatro, la monografía histórica y la conferencia. En todas estas actividades sobresalió brillantemente. 

En su poesía percíbanse las influencias notorias de Campoamor, Bécquer y Zorrilla, entonces en boga. 

No falta en sus poemas la nota pintoresca, el género descriptivo y el acento lírico más finamente logrados. Ahondando estas observaciones, podríamos citar abundantes ejemplos. Sus primeros libros de poesías fueron escritos en castellano: "Impresiones y recuerdos" (1877) y "Otoñales" (1889), a las que siguieron en lengua gallega "Cousas de aldea", "¡Terra miña!" y "A cova da serpe". También publicó "Romancero de la ciudad de Lugo" y las poesías premiadas en un Certamen de Lugo (1891). El Agustino P. Blanco, L. Pedreira y Varela Jácome han dedicado a su producción poética certeros y juiciosos comentarios. Sus obras dramáticas son numerosas, sujetas a la gravitación anecdótica de la época. Díganlo "Soledad", "Los capitalistas", "El más sagrado deber", "A tiempo llegó mi tío", "Lugo al vuelo", "Lugo 20 minutos", "La vida de Lugo", "Entre gente de manteo", etc, etc. Entre sus ensayos se destacan "Shakespeare y Calderón", premiado por el Instituto Lucense (1881), "Cartas acerca del naturalismo contemporáneo", "Memoria acerca de las industrias que pueden establecerse en Lugo", "Las murallas de Lugo". Sus tres conferencias editadas después, "El regionalismo", "El regionalismo y la poesía gallega" y "Presente y porvenir de Galicia", son una denodada apología y defensa del resurgimiento galleguista de entonces, no faltando en la segunda de ellas que fue la más elogiosamente comentada, sus latiguillos contra Menéndez Pelayo que había manifestado algunas desdeñosas opiniones acerca de aquel movimiento. 

Murió el 31 de octubre de 1907. Lugo honró la memoria de su hijo esclarecido dando su nombre a la antigua plaza del Campo y colocando una lápida recordatoria en la casa de su nacimiento. 

¿No podría el Centro Lucense de esta capital iniciar su labor cultural consagrando una velada conmemorativa al centenario de esta preclara figura de Lugo? Ahí queda en pie la invitación.

Por último diremos que la poesía que popularizó más el nombre de Pereira fue su melodía "Lonxe da terriña" a la que puso música su ilustre conciudadano Juan Montes. En ella está suavemente viva la nostalgia de la tierra lejana y ausente. La eterna añoranza de Galicia se estremece saudosa por la corriente venosa de sus versos, de esa Galicia distante que nos conmueve más por su lejanía por la acongojante incertidumbre del retorno.

VILANOVA, A.: Aureliano José Pereira, en "Galicia Emigrante", nº 20, ano, maio de 1956.

 

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