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Presentamos aquí unha escolma, aínda por completar, dos innumerables artigos de Alberto Vilanova. A temática é variada, aínda que cómpre salientar as biografías e as críticas das grandes personalidades dos séculos XVIII, XIX e principios do XX. Tamén La aportación de los gallegos e hijos de gallegos a la Independencia Nacional Argentina, de 1960, primeiro premio ao artigo sobre este tema, co motivo do sesquicentenario da revolución de maio en 1960, instituído polo Centro Galego de Bos Aires.

Cuando murió este sabio gallego (el 3 de enero de 1928), el "Boletín de la Academia Gallega", a la que pertenecía como correspondiente, consignaba su desaparición en estos términos: "Si apenas consagró esfuerzos a publicar hechos o estudios de carácter o materia galaica, estuvo atento, sin embargo, día a día y año a año, para seguir hasta los más débiles e insignificantes fenómenos del vivir intelectual y sentimental gallego; y cuando se le requirió, hubo de responder con la elocuencia de su verbo fluentísimo, elegante y sabio, avasallador como un torrente y cariñoso como un halago, a ensalzar las glorias nuestras, proclamando su amor a Galicia y su fe en nuestros destinos".

Cierto día a Dios le pluga,
Estando de humor y calma,
Mandar a la tierra un alma
Dándole por patria Lugo.

"Galicia -luego exclamó-
buenos hijotes necesitas
para consolar tus cuitas,
y ese... ¡te lo mando yo!"

"Que si muchos te motejan
de tu nombre renegando,
yo te doy de cuando en cuando
algunos que te protejan".

 


A mi querido y viejo amigo Jesús San Luis Romero, poeta, dramaturgo, y lo que es mejor, ejemplar ciudadano.

Para significar toda la anchura y vibración del amor que profesamos a nuestra Tierra, la palabra galleguidad nos parece la más correcta para revestir de autenticidad a este sentimiento. La preferimos a la tan resobada como poco comprendida de galleguismo.

 


Tiña o xeito dos celtas
Que sublimara o Bardo
A intelixencia altísima
E un corazón honrado; 
E levaba na frente,
Decote escintilando, 
A estrela dos afectos
Pol-os galegos agros...
¡E no exilio morreu, lonxe da Terra
envolto na saudade do emigrado!
LUGRÍS FREIRE

Luciano Cid Hermida, al que hemos discernido al principio como el más modesto si se quiere, pero el más probo de sus biógrafos, resuelve esta cuestión con una interrogante y una respuesta que nosotros subscribimos en su integridad. Y conste que no lo hacemos por adoptar la postura más fácil o más cómoda en este caso. No; es que creemos, y así lo trataremos de demostrar con nuestro propios recursos dialécticos basados exclusivamente en la razón y en la prueba documental, que es la parte biográfica de Curros, donde más se ha novelado, donde existen más contradicciones irreconocibles, donde abunda más la anarquía cronológica, y en donde unos conjeturan y otros a falta de elementos veraces inventan, arrastrados únicamente por su ardiente imaginación más o menos ardiente. 

Curros Enríquez y Martínez Murguía estuvieron siempre unidos por una fraterna amistad; uníanles además del común amor a Galicia, una común espiritualidad también, que hizo de aquellas relaciones un lazo tan fuerte que sólo la muerte pudo romper. Aquí sí que se podría decir aquella máxima del genial pensador argentino José Ingenieros: "Entre nobles caracteres la amistad crece despacio y prospera mejor cuando arraiga en el reconocimiento de méritos recíprocos; entre raquítica, fundándose a menudo en la complicidad del vicio o de la intriga. Mientras en los hipócritas las complicidades se extinguen con los intereses que las determina; en los caracteres leales la amistad dura tanto como los méritos que la inspiran".

Con exacta conceptuación se repite constantemente que el hombre goza de determinados dones, que no sabe estimar al valuar hasta que se ve desposeído de ellos. Cuando sufre ese desahucio moral, es cuando sabe lo que representaba en su vida aquello de que lo han desposeído. A muchos gallegos no les es dado, también, apreciar en sus esencias inmutables lo que significa su Tierra, hasta que se ven alejados de ella. Es entonces cuando sienten en su corazón llamadas y añoranzas tan fuertes, que les revelan una condición sentimental que antes no tuvieron en cuenta. Y en su recuerdo, preñado de melancolía saudade, se afirma su galleguidad, al margen de fórmulas doctrinarias que puedan definirla.

Fue con Pondal y Aguirre uno de los organizadores del famoso banquete democrático de Conxo, cuyo centenario acaba de conmemorarse. Sin embargo, es de los tres el menos conocido. El hecho de que aún siendo poeta, no hiciese sonar entonces su lira, contribuyó en gran parte al silencio que envuelve su nombre y eso que consta que en dicho acto pronunció fogoso discurso en defensa de los principios democráticos y fue publicado después en folleto. A pesar de todo, es uno de los gallegos más notables que brillaron en nuestra Edad Contemporánea. Hagamos, pues, un pequeño y sucinto balance de su personalidad y de su obra.


Viejo tema éste de la amistad. Tan viejo como desde el día que el hombre hubo de confiar sus cuitas, sus opiniones o sus sentimientos a un semejante. De ahí la enorme cantidad de sugerencias que ha despertado en la literatura de todos los tiempos. Desde el aforismo pitagórico de que "no hemos de hacer de los amigos enemigos, sino que hemos de hacer de los enemigos amigos", vienen los florilegios de máximas y sentencias registrando el pensamiento de los hombres más preclaros en torno a la amistad.

En Fontey de Rúa de Valdeorras (Orense), moría el 22 de julio de 1890 el más ilustre representante del federalismo gallego Telesforo Ojea Somoza. Al enterarse de su muerte, el gran Pi y Margall mandaba un telegrama a sus camaradas gallegos en el que al expresar su sentimiento por su desaparición decíales: "La muerte de vuestro compatriota debe llorar siempre Galicia".

¿Quién era este gallego, muerto en plena juventud (aún no cumplidos los 34 años), al que hombre tan parco en sus alabanzas como Pi, dentro del laconismo obligado de un telegrama, mostraba tan profundo dolor?

Al igual que Bernardo Rodríguez nació en el municipio de La Estrada (Pontevedra). Así como no hay duda acerca del lugar de su nacimiento, ya no ocurre lo mismo en lo que a la fecha se refiere, pues mientras unos lo sitúan en 1856, los más lo hacen en junio de 1858, y su hubiéramos de sujetarnos a una carta del propio Waldo tendríamos que aceptar la de 1860. Esperamos sin embargo que muy pronto quedará esclarecida esta duda, como resultado de gestiones que hemos iniciado estos días. 

Hizo sus estudios de enseñanza superior en Compostela, en donde cursó el bachillerato, teniendo entre sus más distinguidos condiscípulos a Alfredo Brañas, con el que le unió siempre una fraternal amistad. Por esta época empezó a hacer sus primeras armas literarias en "Revista Galaica" de Ferrol que dirigía Vicetto y en "Heraldo Gallego" de Orense que dirigía Lamas Carvajal.


Sobre o Camiño de Santiago existe unha diversidade de publicacións, escritas como cando se trata dos grandes problemas históricos, ditadas unhas por hiperestésico apaixonamento, ditadas outras por unha ríxida obxectividade. Historiadores, eruditos, literatos e poetas terzaron tamén no problema, non exentos uns de imaxinación e outros de serena e lúcida análise. O tema como todos os enmarcados no milenio medieval, constitúen unha apetitosa ambición para quen queira abarcalo. E non é dos máis pequenos este impresionante tema do Camiño de Santiago.

RAMÓN SUÁREZ PICALLO (La voz de la emigración gallega de la Argentina)

Ningún título nos parece más exacto para configurar la estampa de Suárez Picallo. Orador por antonomasia y conocedor como pocos del vivir humilde de la emigración gallega, y conocedor además de la dramática existencia del labriego y del marinero que constituían el mayor contingente en la inacabable diáspora de nuestras gentes, ponía en su palabra encendida y vehemente el relato vivido, tremendamente realista de los estragos morales y materiales que consumieron lo mejor de nuestra juventud en las latitudes americanas, pero también sabedor de sus causas, ponía siempre al lado de ellas los grandes remedios que podían atajar aquella enfermedad social. Por todo ello, 

Galegos, sede fortes;
Prontos a grandes feitos;
Aparellade os peitos
A glorioso afán;
Fillos dos nobres celtas
Fortes e peregrinos
Luitade pol-os destinos
Dos eidos de Breogán.

EDUARDO PONDAL: Himno Gallego.

En el grande y sacro día de Galicia, todos los gallegos, lo mismo los de aquende que los de allende, conmemoraron la festividad del Apóstol, con la trompetería jubilosa de su fe, de su entusiasmo y de su optimismo. Fiesta de fervorosa y exaltada galleguidad, en que volcamos todo el lírico amor que la santa tierra gallega, madre y meiga, nos inspira. Esta bendita Galicia, de la que nos sentimos orgullosos de haber nacido.

Bien está ¡gallegos!, que en tal día como el de hoy broten estremecedoras las gozosas hosannas de nuestras gargantas y salgan incontenidas las ofrendas filiales de nuestros corazones. Pero este día  debe ser algo más que el desbordamiento irreflexivo, cardíaco y

El concepto del patriotismo gallego atraviesa honda crisis moral y espiritual. Es una de nuestras aptitudes y actitudes más bastardeadas por el ambiente y el tópico, por la inepcia de los unos y por la cobardía de los otros. Su propia insignificancia creadora y  la perturbación que produce en muchos espíritus exige un nuevo confrontamiento de sus causas, un análisis de sus manifestaciones adventicias y una valuación real de sus espejismos.

Pero para hacerla, es previa la existencia de una combatividad ciudadana. Es elemental que estemos dotados de cierta valentía para afrontar con serenidad, pero también con firmeza, el riesgo que supone oponerse al lugar común que arrastra consigo la balumba de

Figura profundamente atrayente la del ilustre fundador de los Coros Gallegos. Pocas personas habrá habido en Galicia de tan fuerte individualidad, con más ricos perfiles y más irresistibles sugerencias. Jamás, también, habrá en una ciudad gallega, un hombre que encarne con tanto vigor sus relieves espirituales más sobresalientes, como este insuperable hijo de Pontevedra. En esta capital nació el 25 de agosto de 1858, y en ella vivió casi siempre, hasta el día de su muerte el 10 de junio de 1935. Por tanto Pontevedra fue escenario y testigo de casi todas sus obras, porque bajo este plural están concentradas muchas de las manifestaciones del espíritu emprendedor, magnánimo y humano de Feijóo.


Abusando de un tópico muy socorrido, podríamos decir que a Galicia se le puede servir muy eficazmente desde dos campos muy distintos en cuanto a su aspecto extrínseco, mas paralelos en cuanto a su coordinación patriótica.

Nos referimos preferentemente al campo económico y al intelectual. En lo económico, aparte de los estudios conducentes a una mejor desenvoltura de su riqueza, hemos de contar con el aporte magnánimo de sus filántropos, en cuyo renglón Galicia cuenta con desprendidos y magníficos bienhechores, aun cuando no sea en la intensidad y extensión que es de esperar. En el terreno intelectual ahí está para quien quiera analizar la obra de nuestros escritores y artistas. Lo difícil sin embargo, es encontrar personas que a la vez ejerzan ambas actividades.


En el pasado mes de abril, coincidiendo con la inauguración del nuevo edificio para el diario “La Voz de Galicia” de La Coruña, se descubrió un busto de su fundador, Fernández Latorre en los jardines Méndez Núñez de aquella capital.

Los pueblos no siempre agradecidos a sus benefactores y no siempre devotos de sus grandes hombres, cumplen de tarde en tarde con el requisito póstumo de tributarles algún recuerdo, en forma de lápida o monumento. Si además se consigue inculcar en las mentes de las generaciones siguientes, lo que representaron y valieron, algo por lo menos se ha conseguido.


Médico insigne, profesor notable, novelista discreto, ensayista sutil, poeta delicado, conferenciante ameno bien merece le recordemos en estas sintéticas semblanzas gallegas.

En la Universidad de su ciudad natal cursó la carrera de medicina, y como tantos otros galenos de Galicia, hizo compatibles sus tareas profesionales con el cultivo fervoroso y persistente de la literatura. En las aulas de la Minerva compostelana, tuvo entre sus compañeros a Alfredo Vicenti, que más atraído por la pluma que el fonendoscopio, se entregó de lleno a las letras, ganando fama de exquisito poeta y sobresaliente periodista.


Muy difícil es encasillar como monovalente en una sola inquietud a la diversidad rica pero pobremente estudiada de nuestros arquetipos intelectuales. Quienes tienen en nuestra tierra un ardor cultural –sea él de airosas o modestas manifestaciones-, no ha tenido casi nunca un solo objetivo o una sola disciplina en que consumieron o volcaron lo mejor de su ingenio. (Llamamos aquí ingenio a esa disposición ágil para aprisionar el sentido o la profundidad de las cosas estimables). El intelectual gallego casi nunca es unilateral, ganado por "la barbarización del especialista", bebedor de un solo néctar. Un detenido examen de la obra de cada uno de los valores nos llevaría a esta conclusión: ninguno fue reo de una sola y exclusiva actividad intelectual. Aparte de que ello encierre en sí una clara elegancia espiritual y una limpia curiosidad, hay en este discurrir por campos divergentes una especie de compensación sensorial y una manera de airear


En Chantada, esa simpática y retozona villa lucense, pueblo noble y acogedor, ligado ya por siempre a mis mejores emociones espirituales, dejó este mundo el distinguido prócer de nuestras letras José Costa Figueiras el día 5 del pasado mes de junio. Sus últimos años mecidos en un ejemplar silencio, pues no quería ensuciar su pluma sometiéndola a una censura bajuna y deshonrosa, evitaron que al producirse su irreparable pérdida no se hayan enlutado las páginas de los periódicos con las debidas necrologías dolorosas con que se destacan los merecimientos de quienes desaparecen de esta tierra dejando tras sí la nítida estala de una obra limpia y sobresaliente.


Cuando Martelo Paumán publicó su famosa sátira literaria "Os afillados do demo" (Coruña, 1885), en que flagelaba despiadadamente a los literatos gallegos por su pésimo gusto y peor empleo del léxico vernáculo, fueron muchas las antipatías y rencores que se atrajo por la valiente sinceridad con que puso al rojo vivo los defectos de aquéllos. Decir la verdad es en muchos casos correr el riesgo de asumir sobre sí las iras de quienes se ven ridicularizados o denostados por su irresponsabilidad literaria. Un escritor dijo que Martelo había así conseguido que en torno suyo cayera la venganza del silencio con que lo sitiaron por siempre quienes se sintieron aludidos en aquella notable sátira. Y el silencio tuvo tal proyección, que al cumplirse el centenario de su nacimiento, pasó éste envuelto en el mismo olvido con que había sido antes recibida su obra. Y sin embargo nuestro biografiado era suficientemente digno de una afectuosa y merecida recordación.


A la amada memoria de los entrañables amigos Roberto Blanco Torres, Manuel Lustres Rivas, Xohán Carballeira, Juan Jesús González, Víctor Casas y Jacinto Santiago, ilustres periodistas gallegos inmolados en 1936. Como Vicenti, grandes escritores, excelentes demócratas y magníficos gallegos, bien merecen este humilde recuerdo, ungido de fervorosa devoción al trazar la semblanza del Maestro del periodismo gallego y español.


Nació en Compostela el 20 de noviembre de 1859. Era hijo de una modista, Gregoria Rey. De su segundo nombre, Vicente, hizo su primer apellido Vicenti.


Frente a una teoría no compartida, si los hombres que adoptan la actitud opositora, lo hacen con altura de miras, con elegancia moral y sobre todo con firmeza incorruptible, pueden dejar en su enfrentamiento el sello indeleble de una gran personalidad, sin perfiles escabrosos y sin flancos vulnerables.

Así fue el P. Feijoo frente a la teoría maquiavélica, a la que combatió con soltura y entereza, con la misma integridad de ánimo con que flageló otras opiniones que le parecieron nefandas o perniciosas.


Decía Pondal:
Aquel pobo que imbécil e brando
non honra aos maiores,
ese pobo en verdade perece
e corre a vil morte.


Hace cien años, el 17 de abril, moría en Santiago del Estero, Fr. Juan Grande Fernández. Jamás  en aquella comarca argentina, se exteriorizó un dolor más hondo y más popular. El pueblo se dio cuenta de lo que acababa de perder. Era algo que desaparecía tan extraordinario, tan transcendente y tan poco común, que las gentes percibieron rápidamente que con la muerte de aquel egregio varón se iba un pedazo glorioso de su mejor historia.

¿Quién era, pues, este hombre que tan profundamente hería estos corazones? A recordarlo van pues estas sencillas líneas nuestras como un humilde homenaje también en el centenario de su óbito.


ALONSO SALGADO (Vicente)
Nació en Quiroganes, Verín,  en 1845. Después de estudiar latín  en el Santuario de los Milagros, entró en el Seminario de Orense, de donde pasó muy pronto a la Orden de las Escuelas Pías, siendo profesor en Getafe y en El Escorial, en León y en Sevilla, siendo una de las figuras más ilustres de su Orden. Por sus destacados méritos y virtudes fue nombrado en 1894, Obispo de Astorga y en 1903 pasó a regir la diócesis de Cartagena-Murcia. Sociólogo eminente, versadísimo en cuestiones sociales, su apostolado a favor de las clases trabajadoras le granjearon extraordinarias simpatías entre los humildes. El breve espacio de que disponemos nos impide dar más detalles de sus dos episcopados, baste saber que aun hoy, tanto en Astorga como en Murcia, se le recuerda con imperecedero cariño. Murió en 1931.


Alonso (Fr. Ambrosio). Nació en Beade –Ribadavia. Ingresó en edad temprana en el Monasterio cisterciense de Carracedo, e hizo sus estudios con gran aprovechamiento, dando al propio tiempo tan clara muestra de sus dotes de gobierno, que, muy joven aún, desempeñó la abadía de dicho monasterio, pasando luego a ocupar la del Colegio de su Orden en Alcalá, y seguidamente, por dos veces consecutivas, la del Monasterio de Meira. Elegido dos veces para la abadía del Monasterio de S. Martín, no quiso presentarse a tomar posesión del cargo. Otro tuvo aun de mayor importancia, pues le hallamos por dos veces Secretario general de la Orden cisterciense, dos veces Definidor, y finalmente, General Reformador.


"El mancebo amado de los dioses muere joven", sentenció el poeta griego Menandro. Esta aserción parace estar prescripta para gran número de valores gallegos, especialmente poetas, sujetos casi fatidicamente al sino de una trágica frustración. Bastaría citar los nombres, entre otros, de Aurelio Aguirre, Manuel Ángel Corzo, Álvarez Pertierra, Vesteiro Torres, Sergio Carneado, pertenecientes todos ellos al grupo de los precursores, y entre los contemporáneos a vates tan sobresalientes como Burgallal, Feliciano Rolán, Amado Carballo y Manuel Antonio.

José Puente y Brañas no pudo ser excepción al imperativo inexorable de la muerte prematura, y el 10 de julio se cumplieron los cien años

El 2 de Diciembre de 1857 nacía en Compostela este sagaz arquetipo de la investigación histórica. Pertenecía al meritorio Cuerpo de Archiveros, ese modesto e insigne grupo de laboriosos al que tanto debe el pasado de Galicia, hasta tal punto, que sin el aporte de estos beneméritos trabajadores, es posible que nuestra Historia, estuviese totalmente desconocida en nuestros días. El día que se haga recuento y valoración de sus tareas, Galicia habrá de rendirles el tributo de admiración y gratitud que se merecen. Bastaría citar los nombres de Villaamil y Castro, Martínez Salazar, Murguía, Barreiro, Álvarez de la Braña, etc., para rendirse incondicionalmente antes sus prodigiosos frutos.

Cantas suxestións suscita no noso esprito o eispresivo tíduo d-ista pubricación! Porque dicir GALICIA EMIGRANTE é dicilo tudo, e afirmamos isto, porque oxe a Galiza nadiva sofre terribel rachadura no seu motor espritual, e se algunha Galiza eficente fica, ou pol-o menos debera ficar con impronta indelébele no deveñir hestóreco d-ista hora, é a Galiza da emigración. D-ehí que pesen  sobor d-ila sagros deberes e serias responsabilidades humáns.  Mais isto non é do que hemos de falar. Chegará a súa hora, como lle chegan de cote a todol-os homes e a todal-as cousas.

Non vamos a caere na bizantiña costume de poetizar o probrema do seu orixe, opinando se a emigrazón ten as súas causas na sede de


Capítulo I: EL POLÍGRAFO, por el Dr. Alberto Vilanova

El Dr. Alberto Vilanova, nuestro dilecto colaborador y erudito, que fuera amigo del Dr. Luis Nicolau D'Olwer, escribe exclusivamente para LUGO un ensayo bibliográfico de tres capítulos, en ocasión de la muerte del catalán ilustre. El primer capítulo, trata sobre el polígrafo. En números sucesivos daremos los otros dos textos referentes al insigne helenista y filósofo recientemente fallecido en México.


EL POLÍGRAFO


D. Alberto Vilanova Rodríguez, licenciado en Filosofía y en Derecho expone en brillantes párrafos, como puede verse en el extracto que damos a continuación, la preocupación patriótica de Ramón y Cajal.

Al hablar del patriotismo de Cajal dice el Profesor Vilanova:

“Si el patriotismo es, como dijo uno de los españoles más eminentes de nuestro siglo, (desgraciadamente mal comprendido por muchos compratiotas), “una predisposición de ánimo que nos obliga a sacrificarnos por nuestros semejantes en aras del bien público”, Ramón y Cajal es la individualidad más egregia y poderosa en ese sentido…


¿Cómo era física y psicológicamente Curros Enríquez?
Curros era de estatura mediana; más bajo que alto, de complexión robusta, ancho de espaldas, recio, de tez morena, de rostro impresionante y nada vulgar, con frondosa barba negra que llevaba desde su mocedad siguiendo la costumbre de su época, nariz aguileña, ojos tristes, luminosos y penetrantes, auxiliados en su cansancio por los quevedos de oro, conque aparece en sus últimos años; rostro apolíneo, sobre el que no vi jamás dibujar una sonrisa, como dijo Alejandro Lerroux. Tales eran los rasgos fisonómicos más acusados de su prosopografía. Vestía siempre de obscuro y “con el vestir severo y el ademán pausado, dice Linares Rivas, tenía ya en la figura los signos convencionales que atribuimos a los guiadores de las muchedumbres. Pero el signo, que fue una enseña para muchos,


Don José Couselo Bouzas, acreditado ya como erudito publicista de temas históricos en anteriores publicaciones, nos acaba de ofrecer un nuevo libro: “La pintura gallega”, magnífico estudio monográfico de lo que fue en Galicia durante el siglo XIX el cultivo de este arte. Después de las obras “Diccionario de artistas que florecieron en Galicia durante los siglos XVI y XVII” por Pérez Constanti y “Galicia artística en el siglo XVIII y primer tercio del XIX” del propio Dr. Couselo, se hacía muy necesario este complemento, que nuestro autor llevó a cabo con fina delicadeza y probidad documental.

En un momento como el actual, en que tanto se polemiza en torno a la discutida existencia de una auténtica pintura gallega con

Nació en Orense y profesó en la Orden Agustina en 1553, en Salamanca, en donde se distinguió por su ilustración y su virtud. A su muerte dejó escritas varias obras que le han dado singular renombre, entre las cuales figuran: “Catecismo de la fe” y la “Exposición del símbolo de los Apóstoles”; fue impresa en Barcelona en 1589 y reimpreso en Perpiñán en 1590 y en Zaragoza en 1592. Nicolás Antonio y Felipe Elisio atribúyenle la crónica de la Orden de Agustinos y un “Marial” que según el P. Flórez –a quien debemos estos datos- fueron obra de Fr. Luis Pérez de Acevedo, agustino también y de la misma familia, nacido en Orense.


Nació en Señorín -Carballiño, el 23 de febrero de 1871. Tomó el hábito franciscano el 16 de mayo de 1895, profesando solemnemente el 20 de mayo de 1896. Se ordenó de sacerdote el 27 de septiembre de 1896. “Era indiscutiblemente uno de los mejores ascetas y místicos españoles”. Sus obras constituyen un magnífico monumento de doctrina mística, basada sobre todo en el espíritu de Sta. Teresa de Jesús y de Sta. Teresita del Niño Jesús. “En los escritos del P. Abellás, nada hay desaprovechable. Allí todo ilustra, todo enseña, todo orienta y, al mismo tiempo, todo inflama y enfervoriza. Las verdades del P. Abellás calientan el alma. Son verdades de lumbre y de fuego. Es decir, auténticamente seráficas, franciscanas”. De su pluma –cortada al estilo de los clásicos del siglo de oro- han brotado las siguientes obras: “Devoto novenario a la Inmaculada Concepción de María Santísima, con una breve reseña histórica de su milagrosa imagen en el convento

En estos días en que se conmemora el sesquicentenario de la muerte de Pedro Antonio Cerviño Núñez, bien merece ser recordado este otro ilustre ingeniero gallego, cuyo sesquicentenario de su nacimiento tuvo lugar el 17 de febrero de 1816 y no 1817, como consignan sus biógrafos, según partida de su nacimiento, que a instancias nuestras nos ha facilitado otro también distinguido laroucano el profesor Augusto Álvarez.

En Larouco  vino a este mundo Julián Pellón Rodríguez, en ese pintoresco rincón del partido judicial de Puebla de Trives (Orense), en donde supone Eloy Luis André que nació el eminente filósofo de sangre hebraica Benito Espinosa y al que dedicó un meditado estudio a

El día 9 del pasado mes de agosto, falleció en el famoso Colegio del Salvador de Buenos Aires este eminente jesuita gallego, con el hondo pesar de todos sus discípulos, compañeros de la Orden y de cuantos conocían su ímproba y singular tarea intelectual.

Profesor, publicista, orador, conferencista, físico, naturalista, teólogo, antropólogo, sociólogo, desplegó en todas estas actividades, insigne y destacado saber. Sin embargo su exquisita modestia impidió que en torno a su nombre se hiciese la aureola, que tan pródigamente se derrama sobre algunas vidas vulgares.


III y última nota: EL HOMBRE, por el Dr. Alberto Vilanova

Van a hacer 32 años que en Madrid asistimos al grandioso acto público que selló la unión de los republicanos, que con la generosa cooperación de los socialistas, se lanzaría por la vía revolucionaria primero, y por la vía electoral después, a la conquista de la República para España.

Aprovechando nuestra estancia en la capital española, concurrimos una tarde a la biblioteca del Ateneo, a disfrutar de sus excelentes

A Alberto Vilanova, uno de los altos valores gallegos actuales, le saludamos en el nº 3 de esta revista con motivo de su llegada a esta Capital, ofreciéndole al mismo tiempo nuestras columnas. Con el presente artículo inicia su colaboración en estas páginas, donde, en lo sucesivo, podrá mostrar a nuestros lectores ese rigor de su pensamiento y esa fe en Galicia y en su cultura que reconocemos en Vilanova, a través sobre todo de su magnífico libro "Vida y obra de Manuel Curros Enríquez".


GALICIA EMIGRANTE


Se nos ruega la publicación de lo siguiente:

Esta Federación que puede pregonar muy alto su fe republicana no manchada con admisiones putrefactas, que supo mantenerse gallarda e inmaculada a pesar de las deserciones y traiciones de que ha sido objeto por jefecillos absurdos, acéfalos vanidosos y por mandones y pedantuelos que no poseen la menor idea de la dignidad y decoro, que no saben respetar compromisos morales y aun históricos con aquellas agrupaciones que les encumbraron ha acordado en su última asamblea general intensificar su radio de acción, desenmascarar a sus enemigos y ensanchar su organización y propaganda por la provincia hasta conseguir una situación aunque modesta, honesta y


"Todal-as provincias galegas aparescen na Hestoria vencelladas por feitos reasos e por leendas.

A Cruña didiante as naves heróicas de Breogán; Lugo sinte enriba de si o peso do pasado román; Ourense alédase da súa estirpe sueva; e Pontevedra vibra na lembranza do Teucro, o mito grego que a fundou.


O helénico debe ser para Pontevedra unha liña de conduta no seu porvir: Gregos son os seus orixes, gregos deben ser os feitos, sen por


(texto seleccionados por Alberto VILANOVA)

"Eu non cultivei xamais a arte pola arte. A arte pra min non foi máis que un elemento, un recurso, un medio de expresión, que con il, a lápiz ou a pluma, soio quixen ser un intérprete fidel do meu povo, do seus doores e das súas espranzas. Dibuxei sempre en galego, escribín sempre en galego, e se sacades o que hai de galego e de humán na miña obra non ficaría ren de ela. É verdade que en galego ganei certo renome como artista sen procuralo; pero iso non quere decir que un sexa técnico da arte, ouque eu houbera producido algunha obra maxistral, extraordinaria, disas que van a parar aos panteóns da arte. Non, das miñas mans saíron moitas obras, moitísimas, pero


(Primer premio al artículo sobre este tema, con motivo del sesquicentenario de la revolución de mayo en 1960, instituido por el Centro Gallego de Buenos Aires).


...y los libres del mundo responden
¡Al gran Pueblo Argentino Salud!
(del "Himno Nacional")


Siendo la Historia una de las más extensas parcelas de la cultura y sobre todo el más fehaciente testimonio de todo el acontecer vital de la humanidad, no puede sorprendernos que el P. Feijóo que tocó tantos y tan candentes problemas inmersos en la vida historial, incursionase más de una vez por los caminos de la historia, cuestionando algunos de sus aspectos esenciales.

“Desde Grecia al siglo XVIII, la historia es narración. Se cuenta la vida humana contemporánea o del pasado como se cuenta la propia.

Esta narración podrá ser más o menos aguda y complicada –en Tucídides y Polibio lo es muy respetablemente-, pero el caso es que la

A Luisa Viqueira, secretaria delegada del
Consejo de Galicia de México, y que tan dignamente
Continúa la obra de su ilustre padre.

El 18 de febrero del año en curso (1965) se cumplieron los cincuenta años de la muerte del excelso maestro don Francisco Giner de los Ríos. Pensando en la conmemoración de tan señalada fecha, reparamos la falta de un estudio a la aportación galaica en dos grandes momentos de la cultura contemporánea. Nos referimos a la intervención de los gallegos en el movimiento filosófico krausista con su

Eran os anos máis esprendorosos do trunfo inteleutual de Murguía. Residente en Madrid e cursando estudos da carreira de Farmacia, síntese preferentemente atraído pola súa irresistible vocación literaria, na que acadará os meirandes trunfos. Recomendado ao seu esgrevio paisano o eminente repúbrico e escritor Eduardo Chao, ao fundarse en 1854 “La Iberia”, seu direitor Calvo Asensio ofrecíalle una praza de redaitor, que Murguía non aceitou co gallo de que tornaba a Galicia na época de vacacións, mais entregoulle o manuscrito “Desde el cielo”, que Asensio pubricou en folletín no seu periódico, acadando tal éisito que nun ano tivo nove edicións, sendo traducido a varias linguas. Outros xornaes e revistas madrileñas como “Las Novedades”, “La Crónica de Ambos Mundos”, “El Museo Universal”, recollen as súas brilantísimas colaboracións que van prestixiando a súa pruma, da que abrollan outras novelas, artigos de caráiter político, críticas

Pasó el 8 de marzo de 1935, y con él, el primer centenario del nacimiento de Juan Antonio Saco y Arce, sin ruido, sin solemnidad, sin el más leve recuerdo; para Galicia pasó como si no pasara nada; no hubo ni un solo acto conmemorativo, ni una conferencia, ni una velada, ni una nota breve en el periódico, siquiera. Este silencio indecoroso no sabemos a que atribuírselo ¿es que ya no importan nada los hombres insignes que fueron? ¿es que la recordación emotiva es estéril e infecunda?, ¿es que ya no mueve al estímulo la vida ejemplar de nuestros valores representativos?, ¿es que nos hemos vuelto iconoclastas de nuestros precursores, por incontenible endiosamiento de nuestra vanidad?, ¿o, es que esta es una hora en que una oleada de materialismo soez lo ha invadido todo, para no dejarle nada a los campos de la espiritualidad y a las zonas de la creación histórica?, ¿o es también que al contrastar nuestros primeros valores intelectuales, advertimos


Non hai profundador, nin siquera home sensíbele que non repare con inquedanza ou con serenidade, se ista derradeira é posíbele –n-iste mundo barulleiro e alporizado de tantos conflíutos humáns. Circúa unha certa corrente de hiperestesia por todo noso espritu, que soio Deus sabe coma xa non hemos perescido, arrastrados por tantas piscosis trastornadoras.

Os defensores ou apoloxistas a ultranza dos privilexios e das desigualdás sociaes non sempre opoñen sensata argumentazón a quéns pedimos respeto ao Direito que teñen os avances xenerosos da sociedade a producirse e cristalizarse. Alcontran na maor parte dos casos un vieiro mais fácile i esipedito, que non lles forza a fatigare os miolos, ni a documentarse en feitos, en teorías, nin en datos hestóricos.


II Nota: EL POLÍTICO, por el Dr. Alberto Vilanova

En 1894 publicaba Prat de la Riba su "Compendio de la Doctrina catalanista", o sea cinco años después de que nuestro Alfredo Brañas publicara en Barcelona "El Regionalismo". El sagaz y vibrante doctrinario catalán, reforzaba así el sentimiento patriótico de sus coterráneos con un repertorio de ideas claras que iban a constituir la clave premonitoria del resurgir nacionalista de Cataluña.

De esta manera, como ocurre en todos estos movimientos reivindicatorios de la personalidad nacional, pasaba el pensamiento catalanista


Alfonso Vázquez Martínez: “El abad de Valladares, D. Juan Rosendo Arias Enríquez” (Orense, 1956) por ALBERTO VILANOVA
Hablar del doctor Vázquez Martínez es mentar una de las personalidades más dinámicas de la cultura gallega. Su inquietud espiritual, su bullicioso quehacer, su capacidad de trabajo, producen asombro en todos cuantos siguen atentos su manera única en concebir proyectos, arbitrar soluciones y encarar problemas en los más diversos ángulos de nuestro acontecer cultural.

Catedrático de geografía e historia, y director del Instituto de Enseñanza Media de Orense; secretario de la importante y prestigiosa agrupación Posío –Arte y Letras; directivo de la Filarmónica; miembro de la Comisión de Monumentos y de tantas y tantas otras

A nosa Galiza coma pobo esenzalmente lírico, canta dende tempos afastados. O testemuño de hestoriadores antergos coma Strabon e Silio Itálico eisí o confirma. Cantou á beira dos bardos céltigos, cantou nas guerras púnicas loitando e atruxando as ordes de Aníbal, cantou nas cerimoniaes  de ouro e prata dos Cancioeiros, cantou sempre, porque Galiza canta o mesmo nos intres de ledicia que de door, e sobor de tudo cantou con verbas acesas de rebeldía e rexurdimento no tanguido varil das liras dos nosos poetas do renascemento decimonónico.
Primeiro os nosos groriosos orfeóns, que tantos loureiros conqueriron en certames ben rifados, e dimpois dende que Perfeito Feixóo creou os típicos coros, inzaron cun ronsel de canzóns belidas os ceos e as ialmas do pobo, e ao traverso da nosa música fíxose máis dunha

El notable escritor e investigador gallego, Dr. Alberto Vilanova, destacado colaborador de LAR, y hoy felizmente entre nosotros, inicia con esta recensión, una sección crítico-bibliográfica que con el título general de El autor y su obra, comentará todos aquellos libros que vayan llegando a nuestra Redacción.

La prosa ágil, bella y honda de Vilanova, pondrá en relieve no sólo sus severas aptitudes para el ensayo o para la investigación histórica, en las que ya tiene bien ganado el título de maestro, sino que hará patentes sus claras dotes de crítico literario.

Unidos en el recuerdo, vienen entrelazados en estos días, dos jubilosas efemérides: el sesquicentenario de la iniciación de la Independencia Nacional Argentina y la anual conmemoración del Día de Galicia. Y nada mejor como un homenaje a ambas fechas, que exhumar en tal ocasión el aporte galaico, -aunque sea sintéticamente-, a la obra que a través del tiempo fue edificando la personalidad histórica argentina.

El día que los historiadores argentinos se decidan a valuar con meticulosidad y ponderación cuanto debe su Patria a los que de afuera vinieron a estas tierras, y tasen en su exacto valor a las colectividades humanas que pusieron en juego lo mejor de su mente y de su


Fai algún tempo que leendo os volumes da obra de “España vista por los extranjeros” de Xosé García Mercadal, laiéime de que os galegos non houberamos escrito un libro de como nos ven os alleos, e fai uns días púxenme a recolleitar notas pra de vagar ir dando corpo literario a devandita ideia. O primeiro dos visitantes á nosa Terra por min estudados foi don Miguel de Unamuno, cuio capiduo rematei agora, e do cal fago iste estraito pra VIEIROS. Prescindo nil dos dous libros do mestre vasco: “Andanzas y visiones españolas” e “Por tierras de Portugal y España”, por consideralos dabondo coñecidos, pra recadar unecamente aquilas citas –que eu seipa- non foron aínda escolmadas. Distintos escritores coma Francisco Fernández del Riego, Xesús Alonso Montero e Manoel García Blanco, adicaron importantes traballos ás relacións de Unamuno con Galiza, o derradeiro dos cales soio coñezo por curtas versións xornalísticas, polo que

Un povo é grande cando mantén a través da Hestoria a forza inmorrente do seu esprito propio, rexo e creador. Galiza superviveu e supervivirá, mentras frente a todal-as treboadas hestóricas que podan asolala, non deixe perescer as esenzas de vidalidade que integran a súa verdadeira ialma.
Arelamos que Galiza sexa galega. Isto é craro por ser sinxelo. Arelamos que galega porque estamos cansos de vela aferrollada por movies e por valedeiros que abanean antre a simulazón e a viltanza.

Galiza viva, progresiva, respetada, forxada pol-a místeca de quens a empurran a empresas liberdadoras. Os bos e xenerosos teñen

En 1918, con diferencia de cuatro meses, perdía España dos grandes figuras de la Medicina: Nicolás Achúcarro (23 de abril) y Jaime Vera (7 de agosto). Muerto prematuramente el primero, su vida mantenida estrictamente en el campo científico, no irradió como el segundo en la actividad política y social. "La ciencia no tiene patria, pero el científico sí la tiene", sentenció Pasteur. El científico Vera aplicó parte de su ciencia a la edificación  de una Patria más justa y más humana. Por eso nos sentimos obligados hoy a recordarle en el cincuentenario de su muerte.

Nació Jaime Vera en Salamanca el 20 de mayo de 1858. Hijo del escritor y periodista Rafael Vera y López, acendrado demócrata


Para María Casares, groria galega universal,
coma rendida ademiración ao seu arte e
a súa fidelidade ao nome limpo i esgrevio de seu pai.
Con máisimo agarimo.


Cicais, encol de poucas cidades se haberán tecido tantos tópicos ou se haberá espallado tanta literatura festeira, coma no caso da capital herculiña.

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