Blog

 CÁTEDRA DE CULTURA GALEGA: DIEGO GELMÍREZ (1958)

El 31 del pasado mes de octubre tuvo lugar en nuestra sede social la última disertación del ciclo 1958, a cargo del titular Dr. Alberto Vilanova Rodríguez, de la CÁTEDRA DE CULTURA GALLEGA.

Para dar por finalizado el curso, dijo unas breves palabras el presidente de la Comisión respectiva señor Gabriel López.
El profesor Vilanova señaló la feliz coincidencia de que, cronológicamente hubiera recaído en esa disertación un tema tan interesante, y recordando a Carlyle, dijo que la biografía de los hombres superiores, es la historia de la humanidad. Después de varias consideraciones


preliminares en las que expuso las tesis de Costa y Giner de los Ríos sobre que para España se necesitaba un hombre y que se necesitaba un pueblo, respectivamente, concluyó aceptando que, a pesar de ser Gelmírez una figura casi olvidada en nuestra patria, sin él no se explicaría la brillante Galicia del siglo XII, de la misma manera que no se podría concebir una Cartago sin Aníbal o una Roma sin Julio César.

Citó la no muy abundante bibliografía existente sobre el ilustre prelado, comenzando con las referencias de los Padres Flórez y Gándara, Murguía pronuncia en 1895 una documentada conferencia en el Ateneo de Madrid en el ciclo propiciado por Costa y Telesforo Ojea "Tutela de los hombres en la historia", en la que estudia a Gelmírez, siguiendo con "la romería de Gelmírez" –a la que el conferenciante sólo atribuye un valor poético-, de Otero Pedrayo, que también lo cita en su "Historia de la Cultura Gallega", la obra del benedictino inglés Gordonwais y la del eminente profesor de la Universidad de Madrid, Dr. Santiago Montero Díaz.

Afirmó el Dr. Vilanova que Gelmírez fue una persona gallega y universal que ha logrado reunir tres cualidades importantes: la fe del monje, la belicosidad del guerrero y la astucia del político. En la historia Compostelana se le llama prelado de báculo y ballesta, comparándolo con Richelieu.
A la creencia general de que el futuro mitrado haya nacido en Santiago de Compostela o en las Torres del Oeste que gobernaba su padre en la época de Diego Peláez, el orador acepta las dos como posibles y agrega que es evidente la influencia de alguna gran personalidad en su formación cultural que se ha caracterizado por la orientación francesa de sus conocimientos.

Debemos admitir que toda la Edad Media se desenvuelve alrededor de un sentimiento religioso y que Gelmírez fue un intérprete de se movimiento.
Cuando Diego Peláez cae en desgracia, entre otras cosas –según se dice- por querer facilitar la entrada de los normandos en Galicia, y es encarcelado, el Cabildo compostelano elige, para sustituirle, a su miembro más distinguido y le envía a Roma. Le consagró el arzobispo de Mérida en 1101, acto con el cual se desconocía al primado de Toledo.

A su regreso de Roma, Gelmírez predicó en Francia, en varias partes del largo itinerario.

Consigue que en 1120 sea elevada Santiago de Compostela a la categoría de archidiócesis y que por lo tanto se le designe arzobispo, siendo así el primero que ostentará ese rango. Ello da lugar a que se acentúe la rivalidad con Toledo, cuyo titular convoca un concilio a realizarse en León, al que no concurre ninguno de los obispos gallegos. En la controversia, el compostelano contesta al primado, que ni como prelado, ni como pontificado, ni como hombre le haría caso. La muerte de Calixto II impidió que Compostela llegase a ser la primada de España, según afirmó el orador.

Múltiple ha sido la obra de Gelmírez al frente de su diócesis: Hasta su época los monasterios de Galicia eran herederos y dúplices. En estos últimos separa los monjes de las monjas; propicia una intensa labor de repoblación forestal e ictiológica; reforma el cabildo catedralicio haciendo cambiar muchas costumbres de sus integrantes; establece un refectorio común suprimiendo las clases entre los sacerdotes; obliga a que se observen reglas de higiene, y decencia. Establece escuelas e inicia el primer intento de lo que podría llamarse Universidad en España. Trae maestros de Francia e Italia; designa a los gallegos más cultos para que desempeñen funciones docentes. Crea la primera cátedra de medicina poniendo a su frente al médico profesor Roberto de Salerno, la de gramática, la de retórica y la de filosofía cuya dirección encomienda al famoso diácono Rainiero con quien colaborarán un inglés y varios franceses e italianos, entre éstos Roscelino, una de las figuras más eminentes de su tiempo, creador de la escuela nominalista.

Gelmírez logra dar un extraordinario impulso a la cultura protegiendo a los sabios y a los poetas medievales. Crea becas y manda a los becados a Francia. Encomienda al padre Bernardo –tesorero de la catedral- la compilación de leyes existentes, a cuyo efecto escribe cinco importantes volúmenes; al obispo Pedro Elías le asigna la misión de escribir la primera Gramática en latín, texto que sirvió –según también apunta Murguía- durante la Edad Media, no cediendo su puesto más que a la del insigne Nebrija. En esa época el poeta Pedro Compostelano escribe su famosa De Consolatione rationis y el diácono Gregorio su Policarpus.

Dio a su corte lujo y esplendor, elevándola a la mayor jerarquía.

En el orden artístico, hace construir el claustro de la catedral, varias iglesias y colegiatas, la Fuente del paraíso, para brindar agua corriente. Llama al célebre maestro Raimundo de Monforte –autor de la catedral de Lugo- y le encomienda importantes obras de las que surge un nuevo estilo arquitectónico, el románico terciario. Reedifica las Torres del Oeste, construye el Hospital de Peregrinos y adapta otros.

Sus reformas en materia social y jurídica fueron extraordinarias: crea los tribunales de juicio para menesterosos, que habrían de funcionar en el mismo palacio arzobispal gratuitamente; en un Sínodo realizado en 1132 establece la liberación de siervos y propone a la reina Doña Urraca la supresión de éstos; lucha contra el agio e impone castigos a los que sacrificaban animales útiles; promulga ordenanzas de precios, compra y venta y utilidad; suprime los privilegios de los nobles; declara la inviolabilidad del domicilio; y al propiciar la justicia sin impuesto para los pobres, la hace aplicar "sin odio, sin rencor, con honor y con derecho".

En el orden militar –siguió diciendo el orador- tuvo que enfrentar a los normandos y a los árabes que exigían rescates oprobiosos, después de las incursiones de sus huestes, por mar y por tierra. Para ello creo una escuadra –la primera de España-; hizo venir constructores de Italia comenzando con cuatro birremes que se armaron en Padrón.

Fue rico y poderoso, pero nunca se aprovechó ni de las riquezas ni del poder.
Logró la seguridad de Galicia frente a los sarracenos y consiguió mediante sus dos condiciones de gallego y universal que trasuntan siempre la obra de los gallegos, que se le respetase a él y a los súbditos de la región.


J. F. G.: Conferencia de Alberto Vilanova sobre Diego Gelmírez, Revista Lugo, Bos Aires, novembro de 1958.

Alberto Vilanova - Ensaísta e Historiador | Aviso Legal | © 2011 albertovilanova.com
Deseño: Jose Lameiras Vilanova    ACV Galaica